Esos escarabajos que llamamos notas
MANUAL GUTIÉRREZ NAJERA
[1890]
No quiero oírSonámbula sin preguntar anticipadamente: ¿Por qué no hacemos el monumento que ha de guardar la Sonámbula nuestra?
Era yo muy niño cuando oí esta ópera por primera vez, y la cantaba Angela Peralta. No la aplaudí entonces porque no podía aplaudir, pero lloré. ¿Por qué lloraba? Los niños lloran por las tristezas venideras, y los hombres… por las que se fueron.
Hoy Sonámbula no complace mis ideales artísticos; sé algo más siento acaso algo menos, pero estoy cierto de que Angela Peralta hablaba a mi almaen ese idioma que se escucha sólo con los ojos cerrados, y también estoy cierto de que… no he vuelto a oírcantar a otra Sonámbula soñadora en ese idioma.
¿Es culpa mía? No lo sospecho. Releo el Rafael de Lamartine y aún me enternece. Oigo la Serenata de Schubert y aún me encanta. He oído a Adelina Pattien El barbero y me ha hechizado. ¿Por qué, pues, ya no entiendo La sonámbula? Sólo por esto, acaso: porque después de haberla oídoa Angela, la he oído cantar con la garganta, pero no con el corazón. Y el corazón es el que canta.
Un compositor escribe; traza en el papel esos escarabajos que llamamosnotas; se oye a sí mismo y siente que ha expresado con verdad o con calor sus sentimientos. Abro la partitura del compositor, y a mí me parece un logogrifo. Me habla él en lengua extraña. Esas letras que él emplea no están en el alfabeto que conozco. Necesito, pues, que me traduzcan sus ideas. Y si el traductor es malo o mediano, paréceme la obra original, mediana o mala.
No pasa lo mismo en literatura. El escritor francés será mal apreciado por aquellos que lo juzgan con arreglo a versiones inglesas o españolas. Pero de todas suertes, siempre sus ideas quedan vivas, en pie. Perderá algo el estilo, la forma, en la viciosa traducción, pero no pierde nada el pensamiento.
El compositor musical, para ser apreciado por los profanos, por los que no conocen el alfabeto de ese idioma garabatescoo jeroglífico, necesita, hasta en su propio país, de colaboradores inteligentes, de correctos traductores. Ha menester del ejecutante o del cantante. Y el ejecutante y el cantante, para transmitirnos la idea o el sentimiento del autor, necesitan hacer suya esa idea o ese sentimiento…
ESTE TEXTO FUE PUBLICADO ORIGINALMENTE CON EL TITULO
“ANTES DE IR A LA ÓPERA, EN EL PARTIDO LIBERAL, T. X
NÚM. 1653, 14 DE SEPTIEMBRE DE I890